lunes, 26 de diciembre de 2011

Hotel en Playa Grande, Costa Rica


Review del hotel boutique en Playa Grande, Costa Rica, Ripjack Inn.

Por fin había llegado el gran día que tanto esperabamos, mi novia y yo teníamos cuatro días de trabajo y vacaciones en Playa Grande, en la costa pacífica de Costa Rica, concretamente a la provincia de Guanacaste, mi favorita, donde en mi opinión se encuentran las playas más bellas del Océano Pacífico. Playa Grande esta muy cerca de Tamarindo que es la playa más turística de la zona, pero a diferencia de ésta, es totalmente natural y no encuentras ni bares, ni tiendas, ni restaurantes, ni ruido, simplemente naturaleza.

Un matrimonio amigo nos recomendó el hotel Ripjack Inn en Playa Grande un Boutique Hotel en la misma playa, concretamente a unos cincuenta metros del agua.

Tardamos unas tres o cuatro horas en llegar desde San José hasta Playa Grande, la distancia en kilómetros no es el mejor indicador porque las carreteras de Costa Rica tienen bastante tráfico y hay que tomarse los viajes y las excursiones con toda la paciencia posible, tal y como lo hacen los ticos. 

Llegamos a Playa Grande a media tarde, encontramos el hotel muy fácilmente ya que se encuentra ubicado en la misma playa, entre una exuberante naturaleza que hace que los cuatro edificios de la zona no tengan el más mínimo impacto ambiental sobre el paisaje del lugar.

En la recepción del hotel nos atendió una chica encantadora que nos tomó los datos, nos dio toda la información turística que necesitábamos para conocer bien la zona y hacer un par de excursiones y nos acompañó a nuestra habitación. El hotel tiene dos alturas, en la planta baja se encuentran las habitaciones y el la planta de arriba un bonito restaurante con vistas a la playa. 

La habitación era nueva y tenía una decoración muy original, pero lo mejor sin duda era la cercanía de la playa, unos veinte segundos tardamos en darnos un baño en la playa, pero es que después de cuatro horas en el coche conduciendo con el calor y la alta humedad de Costa Rica lo estábamos deseando. Después del baño caminamos un poco por Playa Grande, una de las playas más increíbles de toda la provincia de Guanacaste. Lo mejor sin duda de las playas de este país es lo poco explotadas que están, es imposible ver un edificio o una tienda o cualquier ruido que altere el entorno natural del que estábamos disfrutando, los tres o cuatro hoteles de la zona se integran perfectamente dentro del paisaje y como son edificios muy pequeños no se ven entre todos los arboles y palmeras de la playa. Además al haber sólo tres o cuatro hoteles la cantidad de personas que encontramos en la playa es muy reducida, no pasaban de quince o veinte, eso y la cantidad de animales que tienes a tu alrededor hace que el nivel de relajación que alcanzas en este tipo de playas no sea comparable a ningún otro sitio en el que yo haya estado.

Ese día acabó con una deliciosa cena en el restaurante del hotel Ripjack Inn, donde degustamos un pescado fantástico y con algún que otro coctel después, ya que la temperatura y el ambiente invitaban a ello mucho más que a ir a la cama.

Al día siguiente hicimos una pequeña excursión a Playa real, que es más pequeña, pero quizás es un poco más salvaje que Playa Grande, de todas formas es difícil comparar entre dos paraísos tropicales, ¿Cuál eliges?

Por la noche contratamos una excursión para ver la famosa tortuga Baula, la tortuga más grande del mundo. Se puede ver en muy pocos lugares, uno de ellos, Playa Grande. Merece la pena, las tortugas me fascinan, son unos animales gigantes que a mi siempre me recuerdan a la época jurásica e inevitablemente traslado mi mente allá cada vez que las veo.

Los dos siguientes días los dedicamos a trabajar, aunque siempre había un poco de tiempo para disfrutar un poco de la playa por la tarde y de la comida y piscina del hotel Ripjack Inn por la noche.

En general Playa Grande me encantó, me parece un lugar de visita obligada para todos los amantes de la naturaleza o del surf que decidan hacer un viaje a Costa Rica.